Cómo Prevenir Riesgos en Inversiones

La Gallina de los Huevos de Oro… y Tú

“La vida es una aventura arriesgada, o no es nada” Hellen Keller

Creo que todos hemos escuchado alguna vez, el cuento de aquel granjero que poseía una gallina, que milagrosamente ponía todos los días un huevo de oro. Pero un día el granjero empujado por su codicia y creyendo que dentro de la gallina iba a encontrar una mina de oro, sacrificó al animal, sin otro resultado que haber perdido para siempre, esa maravillosa producción, que lo estaba haciendo rico.

Algunos economistas y administradores, conceptualizan esta fábula -que es atribuida al famoso fabulista griego ESOPO-, como una extraordinaria metáfora, de lo que ocurre en el caso de muchas personas, cuando al capital que poseen, no le dan el trato debido, y como consecuencia de ello, lo pierden para siempre.

Esta alegoría permite ver como una persona que podría obtener una alta rentabilidad – huevos de oro-, a partir del capital que posee – la gallina del cuento- y con ello vivir tranquilamente, sacrifican a su “gallina”, destruyendo este capital empleándolo directamente en la atención de sus gastos personales y familiares, e incluso para disfrutar de todo aquello que le gusta en la vida.

También sacrifican a su “gallina” cuando por ambición o desconocimiento, o ambas cosas, emplean ese capital de manera inapropiada o precipitada, en negocios e inversiones que no conocen.

El capital que podamos tener debe siempre ser invertido de la mejor manera posible, es decir con la más alta rentabilidad, siendo fundamental conocer bien la naturaleza de la inversión, en la que estamos pensando intervenir, ya que de lo contrario estaríamos en grave riesgo de perderlo.

Esto ocurre en todo el mundo, con los negocios que recién comienzan, de los cuales el 80% desparecen antes de los diez años.

La razón fundamental de este fracaso es haberse iniciado en lo que se desconoce, y en algunos casos tal vez, haber dejado de invertir en una actividad en la que si se tiene experiencia, y en la que muy probablemente te hubiera ido mejor. Me consta, lo he visto en muchos casos. Por eso se dice y con acierto, que “no existen malos negocios, sino malos inversionistas”.

Es conocido también, que en la generalidad de los casos, las personas que se han encontrado de la noche a la mañana con una gran cantidad de dinero, muy rápidamente lo pierden, como suele ocurrir con quien se saca una lotería, y no tiene la menor idea de que hacer con ese dinero.

El dinero súbitamente adquirido, sumado a la ignorancia en el manejo del mismo, pone a su dueño en grave riesgo de ser víctima de alguien que quiera aprovecharse de su desconocimiento en materia de inversiones o negocios, y que pueda pretender seducirlo con alguna actividad, que en el fondo es una estafa.

Hay que recordar al respecto, que para alcanzar el éxito económico, hay caminos verdaderos y caminos falsos, y el denominador común de estos últimos, es que todos son sumamente atractivos.

Tal vez la operación más segura de inversión, es poner el dinero en un Banco, u otra entidad financiera, pero la realidad es que salvo raras excepciones – que de hecho existen-, pagan intereses mínimos. También puede resultar seguro hasta cierto punto, invertir en los llamados “portafolios balanceados”, en el que se mezclan operaciones bursátiles de riesgo con otras que son seguras, claro que esta seguridad termina, cuando se presenta un caso como el que actualmente estamos viviendo, en que las bolsas de valores del mundo comienzan a caerse.

La inversión en bienes raíces es también muy atractiva y puede producir una excelente rentabilidad, pero igualmente hay que conocer el negocio, y en tal sentido es recomendable, seguir algún curso de los muchos que se están brindando al público.

En síntesis diremos que tal vez el mejor camino y el más práctico para cambiar nuestro rumbo económico, es prepararnos adecuadamente antes de invertir nuestro dinero y cuando consideremos que lo que hemos aprendido nos ayudará de manera efectiva, debemos comenzar en esta nueva actividad, concientes que como todo en la vida, siempre habrá un riesgo que debemos asumir, como dice Hellen Keller, pero sobre el que debemos aprender a tener control.

Robert Kiyosaki, en su libro “Incrementa tu IQ”, dice que la mejor forma de aumentar nuestro coeficiente intelectual financiero, es involucrarnos en actividades económicas, y precisa que los ricos “también saben que lo que en verdad enriquece no es el dinero, sino la inteligencia financiera”. Debemos convencernos pues, que la única forma avanzar económicamente, es aprendiendo a resolver nuestros problemas financieros, y encontrarle el gusto a esta actividad.