El Camino Hacia el Éxito
Cómo descubrir cuál es tu Camino.
Le propongo que comencemos este artículo con un pequeño ejercicio: Tómese un momento para hacer una lista de diez palabras que Usted utilizaría para describir a la persona exitosa.
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Algunas personas asocian el éxito con la fama, la riqueza, las propiedades, la capacidad adquisitiva y otras “virtudes” similares.
Tal vez otras personas lo han asociado con el espíritu competitivo y una manera de hablar y de vestir, con la clase de auto que conduce, el lugar donde vive y otros aspectos que se relacionan con un “estilo de vida” en particular que resulta muy atractivo para la gran mayoría de las personas, aún cuando la ética solo sea un estorbo fácil de eludir.
Al desarrollar el ejercicio, seguramente Usted habrá escrito palabras como “actitud positiva”, “motivación”, “tenacidad”, “optimismo”, “compromiso”, “proacti-vidad” y otras del mismo tenor.
Posiblemente Usted habrá agregado la palabra “metas” u “objetivos”… que es lo que a la larga siembra el camino de cualquier individuo exitoso.
Aclaremos: Tener un estilo de vida con calidad, no es reprochable. Es deseable para cualquier persona. Lo que deseo resaltar es la posibilidad de trascender esa línea para encontrar el verdadero camino del éxito. Visto desde esta perspectiva, vencer a los demás es secundario, puesto que lo primordial está en la capacidad de enfrentar y vencer nuestros propios temores.
Las metas, decíamos, es lo que permite a una persona orientarse, saber con exactitud cual es su norte a pesar de las dificultades que pueda afrontar.
No tener metas es como no tener un blanco al cual apuntar, como caminar sin tener un destino, como dijera Ziglar, es “como tratar de regresar a un sitio en el que nunca se ha estado”.
Tener metas exigentes pero factibles nos pone en la dinámica de exigir lo mejor de nosotros mismos, de hacer el mejor esfuerzo sin correr el riesgo de sentirnos fracasados porque un objetivo no se logró. En lugar de sentirse fracasada la persona exitosa escoge evaluar los resultados, corregir lo que no funciona y continuar adelante. Es así como una situación de “no logro” se convierte en una situación de aprendizaje.
Una de las diferencias fundamentales entre la persona exitosa y la que no lo es consiste en la percepción que tienen del fracaso y la forma como reaccionan ante él.