Educar en Valores l Ayude a que sus Hijos Descubran sus Talentos y Habilidades para una Vida Plena y Exitosa
El Amor al Aprendizaje y Autoconocimiento son Herramientas Poderosas para la Autorrealización de sus Hijos
Dos Factores Claves para Preparar a sus Hijos para el Siglo XXI
¿Está conforme con la educación de sus hijos? No es un secreto que la educación tradicional está pasando por una crisis a nivel mundial. Organismos estatales alrededor de todo el mundo están quebrándose la cabeza acerca de cómo diseñar una educación idónea.
La gran incógnita sigue siendo, ¿cómo se ve una educación ideal?
La mejor manera de buscar una opción efectiva es volver a lo primordial y deshacerse de todos los paradigmas sobre la educación que hemos adoptado.
Preguntemos pues, ¿cuáles son los objetivos básicos que queremos lograr con una educación acabada para las futuras generaciones?
Si bien estas características son deseables solo reflejan una conducta exterior que no necesariamente llevará al éxito en la vida.
Aquellas fortalezas nos han sido entregadas por Dios para un propósito específico. A partir de éste postulado se puede decir que:
Los dones y habilidades particulares de cada niño yacen en su interior como diamantes en bruto que los padres y profesores de los niños deben descubrir y desarrollar en él.
El triste resultado final es que el niño aprende a odiar el aprendizaje en vez de abrazarlo como una herramienta que lo propulsará hacia delante.
El aprendizaje no debería terminar cuando se acaban los estudios primarios o secundarios. Idealmente toda persona debería ser un estudiante de por vida.
Nuevamente, hay que olvidarse de palabras como «currículo», «ramos» o «contenidos». El niño no es un contenedor que debe ser llenado con «x» cantidad de conocimiento. Debe ser inspirado para que aprenda por su propia cuenta.
El verdadero aprendizaje es cuando se prende un fuego en el interior del alumno que lo motiva a buscar la información por sí solo. Se llama curiosidad. Cualquier otro tipo de educación es una pérdida de tiempo.
Hay que diferenciar entre la enseñanza de habilidades básicas como leer, escribir y la matemática y el resto del vasto universo del conocimiento, que jamás se podrá cubrir en su totalidad en 12 años de colegio.
Las habilidades matemáticas, de leer y de escribir se adquieren con disciplina y mucha práctica. El conocimiento, en cambio, debe adquirirse con motivación propia y de acuerdo a los intereses puntuales de cada niño.
Para no extinguir este amor al aprendizaje, es importante desarrollar las habilidades para que el niño, por su cuenta, pueda aprender el resto, sin imposiciones externas.
Nuevamente, es importante no insistir en nuestro paradigma de «una educación acabada» en la cual el alumno debe dominar todas las áreas del conocimiento. Debemos preguntarnos honestamente: «¿Qué es más importante?»
• Que sepa un poco de todo y que pierda su amor por el aprendizaje
• Que sepa enseñarse a sí mismo y se transforme en un estudiante de por vida
Si se ha cuidado el amor al aprendizaje como una tierna flor que esta brotando desde la niñez, ésta florecerá durante el resto de la vida del alumno y le brindará una educación que le abrirá las puertas al éxito en todas las áreas de su vida.